
Rechazo ciudadano en plena actividad oficial
La visita de la presidenta Dina Boluarte a la ciudad de Chiclayo, en la región Lambayeque, estuvo marcada por un ambiente de tensión y rechazo ciudadano. Durante la presentación oficial de la “Ruta del Papa”, un proyecto turístico-cultural que busca revalorar los pasos del papa Juan Pablo II en el norte del país, decenas de manifestantes se congregaron para expresar su desaprobación ante la presencia de la mandataria, acusando al Gobierno de priorizar espectáculos antes que atender las necesidades urgentes de la población.
Críticas por falta de gestión en problemas locales
Los reclamos se centraron en la indignación por la situación crítica que enfrenta Chiclayo en materia de salud, educación, inseguridad y, sobre todo, por la deficiente gestión frente al colapso de los sistemas de saneamiento y las constantes lluvias que afectan la infraestructura urbana. Los ciudadanos cuestionaron que se destinen recursos a una “puesta en escena” mientras los servicios básicos continúan deteriorándose, manifestando a viva voz: “Chiclayo no es un circo”.
Propuesta del Ejecutivo busca dinamizar turismo
Pese a las protestas, la presidenta Boluarte defendió la iniciativa de la “Ruta del Papa” como parte de una estrategia de reactivación económica a través del turismo religioso y cultural. Según explicó, el proyecto contempla la puesta en valor de templos, rutas históricas y espacios emblemáticos visitados por el papa Juan Pablo II en su recorrido por el norte peruano en 1985. El Ejecutivo sostiene que esta propuesta contribuirá a dinamizar la economía regional mediante la promoción del patrimonio religioso.
Ciudadanía exige acciones concretas
El mensaje de los manifestantes fue claro: no rechazan el turismo ni la cultura, pero sí exigen que primero se atiendan los problemas urgentes de la región. Diversas organizaciones sociales, juntas vecinales y ciudadanos autoconvocados reiteraron su demanda de una atención efectiva a los sectores más vulnerables, advirtiendo que la desconexión entre el discurso del Gobierno y la realidad cotidiana continúa agudizando el descontento social.