Beijing promete tomar medidas proporcionales si Washington sigue adelante con nuevas tarifas comerciales.
China ha manifestado su firme oposición a la imposición de nuevos aranceles recíprocos por parte de Estados Unidos, advirtiendo que responderá de manera proporcional a cualquier medida comercial que considere injusta. La disputa, que se enmarca dentro de las tensiones comerciales entre ambas naciones, ha alcanzado un nuevo nivel, generando incertidumbre en los mercados internacionales.
En un comunicado reciente, el Ministerio de Comercio de China expresó su preocupación por las políticas comerciales adoptadas por la administración de EE. UU., que incluyen la implementación de aranceles adicionales sobre productos chinos. Beijing ha señalado que estas medidas no solo afectarán a las economías de ambos países, sino que también incrementarán las tensiones en el comercio global, impactando especialmente a los mercados emergentes.
El conflicto comercial entre las dos mayores economías del mundo comenzó en 2018, cuando el presidente Donald Trump impuso aranceles a productos chinos por valor de miles de millones de dólares, buscando reducir el déficit comercial con China y presionar por cambios en las prácticas de propiedad intelectual y tecnología. Desde entonces, las negociaciones han sido un vaivén de tensiones y acuerdos parciales.
China, por su parte, ha insistido en que sus políticas comerciales son compatibles con las normas internacionales y ha recurrido a la Organización Mundial del Comercio (OMC) para cuestionar las tarifas impuestas por EE. UU. Sin embargo, con la administración de Joe Biden, las políticas en relación a China han continuado siendo un tema candente en la agenda diplomática y económica de Washington.
El Ministerio de Comercio de China también recordó que el país está comprometido con la estabilidad económica global, pero que tomará las medidas necesarias para proteger sus intereses nacionales. Esto incluye la posibilidad de aplicar tarifas adicionales y otras restricciones si las negociaciones no llevan a una resolución justa.
Este conflicto resalta la complejidad de las relaciones comerciales entre EE. UU. y China, dos potencias que dependen mutuamente en diversos sectores, pero que mantienen una competencia feroz en áreas clave como la tecnología y la manufactura. La comunidad internacional estará atenta a los próximos pasos de ambos gobiernos, ya que cualquier medida unilateral podría desencadenar consecuencias imprevistas en la economía global.
